Si tuviéramos que elegir una región que definiera la Italia mediterránea, sin duda, sería la Costa Amalfitana. Con sus pueblos enclavados en escarpadas montañas rocosas y sus construcciones clásicas en tonos pastel. Elementos que combinan encantadoramente con el azul del cielo y el mar turquesa. No existen palabras para describir este lugar y hacer justicia de su belleza. De hecho, la UNESCO también lo cree así, y declaró a la Costa Amalfitana patrimonio de la humanidad.
Se trata de una región de 50 km de costa sobre el golfo de Salerno. Se compone de 12 pueblos: Amalfi, Atrani, Cetara, Conca dei Marini, Furore, Maiori, Minori, Positano, Praiano, Ravello, Scala y Vietre Sul Mare (por orden alfabético). Si tienes tiempo suficiente, sería maravilloso recorrerlas todas. Si tu tiempo es limitado, aquí te dejamos una guía con nuestros lugares favoritos.
En el pasado, estos pueblos conformaron la República Amalfiana, con Amalfi como capital. De ahí tomó su nombre. Un ferry puede llevarte directamente al puerto de Amalfi desde la isla de Capri; consulta horarios en Ferryscanner.
A pesar de haber sido una importante capital marítima desde el siglo XII, Amalfi es una pequeña ciudad que puede recorrerse de extremo a extremo en poco tiempo.
Las visitas obligadas de este carismático lugar de callejuelas y escaleras son: La hermosa catedral del siglo X de San Andrés Apóstol, las antiguas plazas de estilo medieval, los claustros encantados y el Arsenale di Amalfi. Se trata de una peculiar construcción medieval que funcionaba como astillero, y ha sobrevivido hasta nuestros días. Hoy funciona como museo, albergando exposiciones, eventos culturales y civiles.
Entre el mar y altos acantilados se encuentra Atrani, el pueblo más pequeño y posiblemente el más encantador de la Italia meridional. Si te abruma el bullicio de Amalfi, Atrani es perfecto para refugiarte, ya que está a tan solo dos minutos de distancia en auto.
La construcción más importante de Atrani es la iglesia de San Salvatore de Birecto. Pasando la muralla de montañas de Atrani, justo en sus laderas, está la Collegiate de Santa María Maddalena. Es una iglesia construida en el siglo XIII en agradecimiento a la virgen tras la liberación de los piratas sarracenos. Las vistas de esta iglesia valen muchísimo la pena. Junto a ella está la cueva de Masaniello, un pescador que en el siglo XII se reveló contra la corona española y construyó ahí su refugio. Tampoco puedes perderte su pequeña playa, con el más encantador escenario de fondo: las casas sobre la montaña.
Ubicado en una colina de más de 365 metros de altura, Ravello es la joya escondida de la costa Amalfitana. Lejos de las multitudes de otros pueblos cercanos, ha sido refugio durante años de famosos autores y artistas de todo tipo que buscan inspiración en sus increíbles vistas.
No dejes de entrar a la modesta Catedral construida en el siglo XI para admirar su bello púlpito, obra de Nicola di Bartolomeo da Foggia. Al interior de la catedral encontrarás el Museo del duomo. Frente a la catedral esta Villa Rufolo, una de las villas más grandes y costosas construidas en el XIII, la cual inspiró a Boccaccio para escribir sobre ella en su obra Decameron.
Estas dos poblaciones están a menos de dos kilómetros de distancia. Si tienes oportunidad y te gusta caminar, te recomendamos que viajes de una a otra a pie, a través de alguno de sus senderos peatonales, para disfrutar del paisaje mediterráneo. Como su nombre lo indica, Minori es más pequeña. En ella podrás comprar algunos souvenirs en su plaza central, visitar la Aldea Romana, una ruina arqueológica del siglo I con interesantes frescos y mosaicos que se conservan hasta nuestros días.
En Maiori, no dejes de visitar la playa con la extensión de arena más amplia de la Costa Amalfitana. Otro imperdible en Maiori es el Castello di San Nicola Thoro Plano. Deberás subir una alta escalinata, ya que se construyó en lo alto de una montaña, sobre las ruinas de un antiguo templo. Hoy alberga un museo.
El principal atractivo de la Costa Amalfitana es lo pintoresco de sus pueblos y los espectaculares paisajes que se pueden apreciar mientras se viaja de uno a otro bordeando la rivera del golfo de Salerno. Asegúrate de llevar una buena cámara fotográfica y tu mejor sonrisa ¡serás la sensación de Instagram!